Hay un dicho muy popular que dice: “el hombre es esclavo de los que dice y amo de lo que calla”
Del corazón salen todas las cosas, buenas y malas. Nuestra vida, nuestras acciones, como cristianos, están bajo la lupa de aquellos que nos rodean y no son cristianos: nuestros familiares, nuestros vecinos, amigos, compañeros de trabajo.
Debemos aprender a predicar también con el ejemplo, con nuestras acciones y nuestras palabras.
“Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:37)
Pidamos ayuda a nuestro Señor para que cada palabra que salga de nuestra boca, sea una alabanza, y cada frase que digamos a otros, sea una bendición.

Un abrazo fraternal
Mariela

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